Renacimiento, dominio extranjero y la unificación (s. XIV al XIX)
La pandemia de la peste negra mató en el país a una tercera parte de la población en 1348. Entre los siglos XIV y XVI, Italia no era una unidad política ya que estaba fragmentada en múltiples estados. En el norte existían ciudades estado como la República de Venecia, la República de Florencia, el Ducado de Milán o la República de Génova. En torno a la ciudad de Roma estaban los Estados Pontificios, y al sur estaba el Reino de Nápoles, posteriormente integrante de la Corona de Aragón, y por tanto de la Monarquía Española. Durante esta época surgió el Renacimiento italiano, período de grandes logros y cambios culturales en Italia que se extendió desde finales del siglo XIV hasta alrededor de 1600, constituyendo la transición entre la Edad Media y la Europa moderna. Entre sus logros culturales destacan obras literarias de escritores como Petrarca, Baltasar de Castiglione y Nicolás Maquiavelo, obras de arte de Miguel Ángel y Leonardo da Vinci, y obras arquitectónicas, como la iglesia de Santa María del Fiore en Florencia y la Basílica de San Pedro en Roma.
Dada su fragmentación, fue escenario de los intereses de las potencias europeas durante los siglos XVI, XVII y XVIII, que llevaron a conflictos tales como las Guerras italianas, la Guerra de Sucesión Española, el conflicto hispano-austriaco por las posesiones napolitanas, así como de las guerras revolucionarias francesas y napoleónicas, siendo el emperador Napoleón I coronado primer rey de Italia el 23 de mayo de 1805, en la catedral de Milán. Aún hubo conflictos durante la primera mitad del siglo XIX, cuando apareció el sentimiento nacionalista italiano que desembocará en la Unificación de Italia, materializada el 17 de marzo de 1861, cuando los estados de la península itálica y las dos Sicilias se unieron formando el Reino de Italia, el cual sería organizado por el monarca Víctor Manuel II, de la casa de Saboya, hasta entonces gobernante en Piamonte y rey de Cerdeña. El artífice de la unificación italiana, sin embargo, fue Camillo Benso, conde de Cavour, el ministro en jefe del rey.